lunes, 10 de septiembre de 2012

Otra estación maldita


La antigua estación ferroviaria de Cádiz alberga desde hace una década el mercado Puerta de la Carne como consecuencia del lamentable estado que presentaba y presenta el edificio que Gómez Millán y Lupiáñez Gely proyectaron en 1927. Por este motivo, ese nuevo emplazamiento, en su día, fue muy valorado por muchos ciudadanos, pero siempre con un halo de provisionalidad –aunque todos sabemos el verdadero significado que esta palabra tiene en nuestra ciudad. Sin embargo, desde el obligado exilio de esos placeros, el vanguardista edificio del mercado de abastos sigue abandonado a su suerte. La Unión Europea, por aquel entonces, podía destinar fondos para su rehabilitación siempre y cuando el inmueble siguiera conservando su primitivo uso. Hoy día, entre la desidia de los munícipes que nos han gobernado y nos gobiernan y la falta de voluntad de los placeros, el retorno al viejo edificio situado junto al puente de San Bernardo se antoja una quimera, de modo que tenemos un histórico inmueble en ruina –como tantos y tantos otros- y una antigua estación que podría tener mejores usos después de apostar por su conservación.
Es obvio que los placeros no se encuentran del todo mal en este enclave –provisional, no olvidemos- pero su ocupación allí impide otras dotaciones para la ciudad. Es lógico, también, que la rehabilitación de ese mercado, respetando el edificio en el que se asentaba, debería realizarse acorde a los nuevos tiempos y estar sujeta a criterios de funcionalidad para mayor comodidad de clientes y comerciantes.
Por otra parte, la estación de Cádiz podría acoger una moderna instalación deportiva con una pista multiusos o piscina bajo su enorme y férrea cubierta, así como gimnasios, pistas de pádel, salas de aeróbic y otras áreas administrativas en las dependencias de su fachada principal y que otrora fueron las zonas destinadas a venta de billetes, facturación de equipajes, consignas…
En definitiva, una decidida apuesta por el modelo adoptado en la antigua estación de Córdoba en cuanto al fondo: respeto de la arquitectura original en la medida de lo posible y nuevos usos en su interior. De este modo, y de manera complementaria, la ciudad recuperaría dos importantes edificios; los placeros contarían con modernos puestos y podrían ofrecer un mejor servicio, y los vecinos de la Enramadilla, San Bernardo y del Prado contarían con mejores equipamientos sociales. La antigua estación también podría albergar desde un colegio o instituto a un centro de salud pasando por dependencias municipales e incluso una biblioteca, tras el desafortunado intento de levantar una en El Prado de San Sebastián. Seguro que ideas no faltan; ahora bien, de ahí a que alguna se materialice dista bastante. En Sevilla y con lo que ha llovido, no tengo la menor duda.   

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