viernes, 27 de diciembre de 2013

¿Existe un banco bueno?


Aún no son las nueve de la mañana y ya se han dado allí cita una veintena de jóvenes universitarios para escuchar las indicaciones de uno de los supervisores de la operación. Todos ellos llevan su camiseta ´reivindicativa´ con la que simbolizan la firma del contrato con el banco y cada uno se dispone a cumplir con el objetivo encomendado, que si bien no requiere una preparación previa, sí mucha voluntad.
De izquierda o de derecha; creyente o ateo; trabajador, desempleado o jubilado; con más o menos formación académica y con más o menos recursos económicos; de uno u otro equipo de la ciudad… Todas esas cuestiones no interesan aquí lo más mínimo. “La ideología, de puertas para fuera”, como recordaba siempre mi admirado Francisco Navarro.
La actividad en el banco es frenética y el personal, de edades muy dispares, está preparado en cada puesto porque el primer camión ya ha efectuado su entrega. En el suelo, carteles para ubicar de forma correcta los productos en sus respectivos palés. El depósito no se mide en euros sino en kilos y litros. La cinta transportadora empieza a funcionar y sobre ella ya se encuentran los primeros paquetes de azúcar, galletas, pasta o legumbres. Pero también muchas cajas de cereales infantiles y botellas de caldo y de leche. A un lado y a otro de esa cinta, los voluntarios se disponen de dos en dos para coger el producto asignado e ir metiéndolo en cajas, que son embaladas y apiladas por otros compañeros que –afortunadamente- no dan abasto. En otro extremo de la nave, un grupo monta esas cajas a un ritmo vertiginoso para satisfacer la ´demanda´. Mientras tanto, personal cualificado transporta los palés repletos de alimentos a otra nave anexa y descarga mercancía recogida en supermercados y grandes superficies tras la denominada Operación Kilo. El proceso sólo se interrumpe unos minutos por cuestiones técnicas –el rollo del precinto llega a su fin o el contenedor de alimentos se vacía y es necesario sustituirlo- o para realizar un pequeño descanso en el ecuador de la jornada, que la inmensa mayoría agradece para tomar un café y recargar las pilas.
La mercancía envasada está preparada para su reparto a los ´clientes´ de este banco, que acuden a él –en eso coincide con las entidades bancarias y las extintas cajas de ahorro- a la desesperada porque no nadie quiere llegar a esa situación.
Cuando escuchamos la palabra banco nos recorre un pequeño escalofrío por el cuerpo que va teniendo otros tintes según qué noticias nos llegue acerca de ellos. El recelo inicial puede desencadenar en animadversión. Además, por si no tuviera pocas connotaciones negativas este término, se ha creado la expresión banco ´malo´ para los activos inmobiliarios o ´tóxicos´ de las grandes entidades. Sin embargo en éste que le comento, la atención al público es exquisita, los depósitos ´rentan´ mucho, no exigen nóminas ni cobran por nada aunque el interés que piden es muy alto –apenas unas horas o días al año, la aportación que cada uno pueda realizar- pero directamente proporcional a la satisfacción personal.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

El paripé del reconocimiento

Ni community manager ni personal assistant ni profesional de la hostelería... Nada de eso. Habrán oído hasta la saciedad a expertos y a más de un gurú hablar de yacimientos de empleo, de la importancia de las redes sociales, de tendencias y hábitos de consumo y demás mandamientos. Pero el futuro laboral en estos tiempos difíciles pasa -al menos uno de sus caminos- por los centros de reconocimientos médicos. Sí, han leído bien. No es una idea original; han estado siempre ahí, delante de nuestras narices y no nos hemos fijado en ellos. Recurrimos solo a este servicio cuando necesitamos renovar nuestro carné de conducir u obtener una licencia de armas o un certificado médico con un determinado fin.
Acudes sin cita previa y, sobre la marcha, en un mostrador de recepción te piden el citado permiso y casi sin darte cuenta te han hecho una fotografía allí mismo. Pasas a un despacho situado al fondo del pasillo -en la puerta, un rótulo: Medicina General- donde, tras un frío saludo de cortesía -ni siquiera se levanta de la mesa- la persona que te atiende ¿médico? te formula un par de cuestiones relativas a si tienes alguna enfermedad y tomas medicamentos; profesión y si usas gafas o lentes de contacto. Un análisis exhaustivo en toda regla. Te pide que te tapes primero un ojo y luego el otro y veas un par de letras de un tamaño muy reducido situadas a unos dos metros de tu ubicación. Sin tiempo para más, te envía a otro despacho de ese mismo pasillo, que tiene en la puerta otro rótulo: Test psicotécnico. Allí otra persona recoge ese papel que ha ido de mano en mano y te pide que utilices al mismo tiempo dos volantes y "procure que el vehículo -una simple raya negra-
 no se salga de la carretera", con la dificultad de que los trazados se van diferenciando a medida que transcurren los segundos. Por cierto, los primeros videojuegos que salieron al mercado tenían más definición. Nueva anotación en ese papel y de vuelta al mostrador de recepción.
En total, no más de diez minutos empleados en superar esos exámenes y un coste de 65 euros, con los trámites que solicita la DGT incluidos -al menos te vas con esa satisfacción-. Estoy convencido de que si abonas esa cantidad desde casa y rellenas desde tu ordenador todos los impresos oficiales necesarios, la indignación sigue siendo grande por el importe de las tasas, pero ni pierdes tanto tiempo -me refiero a desplazamientos- ni se te queda cara de estupor. Lo dicho: un paripé.

martes, 22 de octubre de 2013

¿El lado oscuro?

Permítanme que escriba sobre un ámbito que no es ajeno para quien suscribe: los   gabinetes de comunicación. Hablo de una labor, casi siempre denostada, que va más allá del simple envío de una nota de prensa o la convocatoria de un acto. El trabajo en un gabinete de comunicación -mucho más amplio que el de prensa- suelen desempeñarlo periodistas que, por lo general, encuentran más dificultades en el día a día por unos motivos u otros, y, sin duda, obtienen menos reconocimientos por parte de los jefes y compañeros de profesión.
Esta reflexión viene al hilo de una noticia publicada por Mikel López Iturriaga en El PAÍS titulada Premio a la nota más absurda, acerca de la labor de quienes trabajamos en “el lado oscuro” –término que muchos emplean para referirse a los gabinetes y que él también usa reconociendo en el texto, eso sí, cierta arrogancia. Señala que hay necios en ambas partes y que “seguro que entre los periodistas que ejercemos como tales hay más” En eso podemos coincidir aunque solo sea por una mera cuestión de estadística. Ahora bien, ¿“periodistas que ejercemos como tales”? Partiendo de la base de una única titulación universitaria que no distingue en función de los medios de comunicación, ¿en qué se basa tal afirmación? ¿Acaso es más fácil vender temas revestidos con un halo de interés -y casi a diario por obligación- que acudir a una rueda de prensa? ¿No es más sencillo transcribir el contenido de una comparecencia pública que redactar una nota a sabiendas que el asunto resulta intrascendente y la dirección es reacia a comunicar cualquier dato? ¿Será por eso que demasiadas veces hay quienes copian y pegan estas notas sin variar un ápice su contenido y pese a todo se atribuyen todo el mérito y la firman? ¿Es más complicado acudir a una convocatoria que convencer a los medios para que asistan a ella? ¿Es necesario jactarse del trabajo de uno poniendo en solfa el de los demás? Por supuesto que podemos encontrarnos con comunicados que resultan inauditos, pero no por ello hay que desprestigiar la labor del resto de compañeros; la mayoría –insisto- sí tienen la formación adecuada aunque el intrusismo en este campo tampoco es una excepción, de modo que me parece desafortunada la citada expresión.

Por cierto, si con “el lado oscuro” se refiere a que esta labor es ingrata porque los jefes nunca están contentos con la cobertura de los actos y siempre les parece poca información lo publicado en los medios, no puedo estar más de acuerdo. Ítem más, si esa definición evidencia el escaso reconocimiento público al carecer de un importante escaparate como es la página de un periódico o el altavoz de un micrófono, también coincido. Asumo ambas premisas. Sin embargo, no conviene echar por tierra una labor desarrollada por periodistas que han escogido esa vía o no han tenido otra elección, pero ejercen como tales.
 

viernes, 4 de octubre de 2013

¿Urbanismo a la carta?

Debo confesar que el pasado lunes, casi por azar, confirmé un presentimiento que rondaba por mi cabeza desde que comenzaron unas obras de pavimentación en la céntrica calle Antonia Díaz. Aquellos trabajos concluyeron con la ampliación de buena parte de su acerado en detrimento de unas cuantas plazas de aparcamiento –regulado, eso sí-. Se da la circunstancia de que en ese tramo, que es el más próximo a Adriano, conviven dos conocidos restaurantes. Ni sobran esas plazas, como pueden imaginar, ni estamos hablando de una vía tan intransitable que motive esa ampliación en beneficio del peatón. En nada se parece a otras –seguro que algunas de esas calles tiene usted en mente- en las que el ciudadano de a pie, de manera inevitable, se convierte en un funambulista que cambia el alambre por el bordillo, como sucede en Águilas, cuando, en un alarde de heroicidad, nos empeñamos en alcanzar la Alfalfa desde la Plaza de Pilatos. Ni qué decir tiene cuando la lluvia también quiere ser protagonista y los paraguas rozan los coches en más de una ocasión…  
Pero regresemos al Arenal. Pasado un tiempo prudencial desde el fin de aquellas obras, ese nuevo acerado se ha llenado por primera vez de veladores; se han colocado además unos toldos y grandes faroles de estilo "fernandino"
en las fachadas de ambos establecimientos.
Ahora bien, ¿era necesario que el Ayuntamiento hiciera esos trabajos de pavimentación con bolardos incluidos? ¿Es solo fruto de la casualidad que los restaurantes se hayan visto favorecidos con la obra? ¿Tenían previsto antes de ese proyecto sacar las mesas a la calle? Desde luego, las tasas por veladores no compensarían el dinero invertido. Según anunció el gobierno municipal el pasado mes de diciembre, el metro cuadrado de velador en categoría especial se paga a 37,40 euros -en Madrid hay que abonar 108,80 euros; en Bilbao 59,15 euros y en Málaga 92,33 euros-. Si ambos restaurantes colocan cinco o seis mesas y calculando que cada una de ellas con sus cuatro sillas correspondientes ocupan unos dos metros cuadrados… Hagan números.

Por cierto, la calle Jesús del Gran Poder lleva en obras desde hace unas semanas y el plazo estimado de ejecución es de siete meses o lo que es lo mismo la finalización coincidirá con la próxima Semana Santa. Pero seguro que el viernes de Dolores estará abierta al tráfico aunque haya que doblar turnos y como consecuencia abonar más dinero que el presupuestado. El tiempo dirá.

martes, 17 de septiembre de 2013

¿Empeñados en vivir del pasado?

Un edificio abandonado a su suerte y el cartel de una exposición que se clausuró el pasado mes de julio. La combinación de ambos elementos –reunidos por azar en una misma imagen- bien podría ser una metáfora del estado permanente que suele caracterizar a nuestra ciudad: la hibernación. Acostumbrada a celebrar eventos de una importante magnitud y de toda índole, Sevilla parece empeñada en vivir de ese reciente pasado hasta la llegada de un nuevo hito que nos dé una sacudida tanto a los ciudadanos como a sus dirigentes políticos y que sirva para despertarnos de ese letargo. La nostalgia nunca está de más, pero siempre en pequeñas dosis.
Ocurrió con la Exposición Universal de 1992, que supuso una colosal transformación de la ciudad; sucedió con el Mundial de Atletismo –aunque, como es lógico, a otro nivel- y con la final de la Copa Davis de tenis, por citar tan solo algunos ejemplos. Sea en el ámbito del deporte, de la cultura o de la política, Sevilla demuestra estar a la altura en cuanto a la organización. En los meses o años previos, dependiendo de la envergadura de la empresa, la ciudad se contagia del proyecto y la ilusión se convierte en la bandera como consecuencia de la repercusión económica que origina esa cita por lo general: obras de infraestructura que perdurarán en la ciudad –salvo excepciones como la cubierta de la Davis-, empleo temporal, incremento del turismo… Sin embargo, una vez finalizado ese evento, de nuevo nos anestesiamos.
Sevilla actúa por impulsos; necesita estímulos constantemente para mirar hacia adelante. Y más que una impresión, tengo esa certeza. Ítem más, le cuesta gestionar ese legado. Ahí está el edificio de San Hermenegildo, que otrora fue sede del Parlamento de Andalucía y en la actualidad -cuesta imaginarlo- está sin uso en pleno centro de Sevilla. En su día se barajaron diferentes opciones que no se materializaron por un motivo u otro y hoy su futuro sigue suspendido en el aire como el reclamo de la exposición de Zurbarán para asombro de propios y de extraños. Pero siempre nos quedará la nostalgia del esplendor de ese inmueble y de una muestra que congregó a miles de visitantes, que fue inaugurada por los Príncipes de Asturias y de la que se habló mucho y casi siempre bien durante esos meses.

lunes, 22 de julio de 2013

El adiós de un verso suelto de la Iglesia sevillana

Hoy no toca preguntar en voz alta. No, entre otras cosas, porque la filosofía de este humilde blog era y es denunciar situaciones de distinta índole y ofrecer alternativas, más o menos utópicas en estos tiempos, y en este tema no encuentro respuestas. En pleno siglo XXI, los avances científicos no dejan de sorprendernos aunque los hitos que deparan son a todas luces insuficientes, motivo por lo que el cáncer –sí, cáncer, sin eufemismos- no tiene aún cura definitiva y nos está ganando esta vital partida.
Inteligente, de fina ironía y con una mente privilegiada para los números. Quizá por ello era el canónigo que llevaba las cuentas de la Catedral de Sevilla. Francisco Navarro Ruiz era diplomático en el sentido más amplio de la palabra. Dominaba como pocos el difícil arte la oratoria y fue miembro del Servicio Diplomático de la Santa Sede, con sucesivos destinos en las nunciaturas de Tanzania, Togo, Irak, Kuwait, Ghana y Benín. Fue uno de los pilares del cardenal Amigo, que le nombró comisario de la muestra Magna Hispalensis, celebrada durante la Expo del 92 y que tuvo un notable éxito en nuestra ciudad.
No solo tuve la suerte de conocerle sino de entablar una relación más allá del ámbito estrictamente profesional. No en vano, fue el sacerdote que celebró mi matrimonio –el día que se lo propuse, preguntó sitio y fecha y lo apuntó al instante en su particular agenda- y, además, bautizó a Ángela año y medio más tarde.
Como consecuencia de los numerosos actos públicos convocados por la Fundación Forja XXI, que él presidió desde abril de 2005, compartimos bastantes horas de viaje a lo largo y ancho de Andalucía. En los desplazamientos, en las incansables esperas en el puerto de Algeciras o en los entretenidos almuerzos de trabajo, al acabar el día, uno se iba siempre con la sensación de haber aprendido algo interesante. Sería interminable enumerar las anécdotas que vivió con su buen amigo y también canónigo Manuel Benigno García Vázquez (q.e.p.d) y que tenía a bien compartir con sus compañeros de mesa y mantel.
Quien dice Andalucía también habla del norte de Marruecos (Tetuán) y de Ceuta. En esta pequeña pero bonita ciudad, su familia, con su jovial tía Anita al frente, nos abría la puerta de su casa y era “obligado” cenar con ellos, tras una maratoniana jornada de reuniones con autoridades públicas.
En convocatorias de prensa o en distancias cortas, rara vez esquivaba una pregunta y raro era también que no habláramos en esos viajes por carretera de dos temas en los que no teníamos, precisamente, demasiada sintonía: el fútbol y la Semana Santa. Aunque era hermano del Silencio, mantenía cierta desapego con las cofradías y, sabedor de que me apasiona todo lo que rodea a ese mundo, andábamos inmersos en interesantes debates. Pero no fue óbice para arrancar su compromiso de predicar tras su jubilación en un Quinario de Los Gitanos aunque no ha sido posible. Diría que en estos últimos años fue mi cura de cabecera. En esas largas charlas sobre hermandades y, en general, en aquellas que tenían como hilo conductor a la Iglesia, dejaba claro con sus comentarios que no se sentía cómodo con algunos postulados de la jerarquía eclesiástica ni con el anquilosamiento de esta institución, lo que le valió en más de una ocasión la etiqueta del “cura progre de Los Remedios” -parroquia a la que accedió en 2002- aunque él prefería autocalificarse como una persona abierta a la que no le dolía en prendas disentir públicamente de esa jerarquía. Sin duda, fue una de las mentes más abiertas de la Iglesia. Descanse en paz.

lunes, 17 de junio de 2013

No hay dos sin tres

Son las 23.15h de un domingo de junio. Una hora, en principio, ideal para regresar de las playas del litoral onubense. Pero no es así. Hablamos de la A49 y eso lo dice todo. Una autovía, que bautizaron del V Centenario, que cuenta con dos carriles para cubrir un trayecto de apenas 80Km entre Sevilla y Huelva. Con una mediana lo suficientemente grande, ¿nadie pensó en crear uno o dos carriles en ese espacio invadido por grandes adelfas? ¿Por qué no se hizo entonces? ¿Fue el siempre recurrente argumento de la falta de financiación o que la autovía debía estar lista antes de la Exposición del 92?
Retomemos la historia apuntada en las primeras líneas. A 50Km de Sevilla se producen las primeras retenciones, que luego serían kilométricas, y las frecuentes e indeseadas paradas. ¿Solución? Buena dosis de paciencia y la compañía de la radio -el pasaje dormita- porque lo peor está por llegar.
A 19Km de la capital, el firme se ensancha, pero sólo es un espejismo porque comienza un tramo de unos diez kilómetros y con limitación de velocidad de 80Km/hora -esto es lo de menos pues en esos momentos si uno circula a la mitad ya es un éxito- y cuando por fin la autovía se extiende con tres carriles, pasamos junto al hospital de San Juan de Dios y en pocos instantes se divisa la ciudad. Poco consuelo.
Aún recuerdo en mi etapa radiofónica el tesón de un ciudadano de a pie al abanderar, hace una década, una plataforma para que la autovía tuviera un tercer carril a la altura de la Pañoleta (Camas) y se eliminara el eterno cuello de botella que allí se originaba día tras día. Tan solo había que ensanchar un tramo de 200 metros y, sin embargo, costó Dios y ayuda que las administraciones se tomaran en serio el asunto y decidieran por fin intervenir. Si aquella obra se eternizó y eran -reitero-200 metros, podemos imaginar cuánto tardarán en concluir estos 20Km. No pensemos en extender el proyecto hasta el final porque suena a quimera a esta hora de la noche.
Por cierto, ¿tan caro resulta para las arcas del Estado adelantar a estas fechas la operación de la DGT que consiste en habilitar un carril del sentido contrario para aliviar el tráfico de entrada a la capital? Más aún, ¿no se podría prolongar ese servicio hasta bien entrada la noche para hacerlo realmente eficiente?
Nada nuevo bajo el sol. Este mismo problema de embotellamiento se produce a diario en el puente del V Centenario porque una mente privilegiada pensó que si se circulaba por la SE30 con tres carriles no pasaría nada por reducir uno en cada sentido en ese punto. Después, la improvisación del carril reversible, los proyectos de ampliación del puente y del soterramiento de un nuevo tramo bajo el Guadalquivir... El resultado ya lo conocen.

viernes, 7 de junio de 2013

¿La Justicia está realmente ciega?

¿Qué quieren que les diga? A estas alturas de la vida, me siguen chirriando las etiquetas "progresista" y "conservadora" cuando se refieren a los magistrados. ¿Por qué utilizar esos calificativos y no hablar de un partido político u otro? Así, sin eufemismos. Total... Esta reflexión viene al hilo de la renovación parcial del Alto Tribunal, que como resultado -noticia difundida hoy en todos los medios- ha dibujado un escenario de corte conservador. ¿En qué se traduce esto? En la práctica, todas las decisiones polémicas que debe dirimir el Constitucional (aborto, Cataluña, el euro por receta...) es muy probable que coincidan con los postulados del actual Gobierno. ¿Qué mensaje estamos trasladando entonces a la opinión pública si antes del fallo podemos vaticinar su resultado con escaso margen de error? ¿Acaso no nos enseñaron -y nos repiten hasta la saciedad- que la Justicia es independiente y que los tres Poderes están plenamente divididos? ¿Qué confianza podemos tener en los magistrados si las decisiones de cada uno de ellos -oh! casualidad- están en clara sintonía con el partido que le "nombra"? Que no pierda tiempo la oposición en presentar recursos en el Constitucional. Al menos, así evitarán agrandar el problema de la lentitud en la judicatura, con todas sus sedes saturadas o al borde del colapso. Mucha reformas laborales y educativas, pero en materia judicial también hay demasiada tela que cortar.

miércoles, 22 de mayo de 2013

¿Qué nos deparará el segundo tiempo?


Al ecuador de este peculiar partido se ha llegado con un insulso juego y un empate a nada; ambos equipos han amagado mucho pero no han dado en el blanco. Ha fallado en exceso el favorito, que logró el apoyo de los aficionados hace un par de años y tampoco ha estado muy acertado el combinado que partía en clara desventaja tras los últimos resultados. Así pues, toque, toque y toque sin alcanzar los objetivos previstos al inicio de la campaña. Por esa razón, el público se está impacientando con independencia de los colores que defiende. Unos, porque no están viendo reflejado sobre el terreno aquello que les prometieron por activa y por pasiva para que depositaran su confianza en ese equipo. Otros, porque no están dando batalla y dejan entrever una acuciante falta de medios aunque intenten, eso sí, ser competitivos. Nadie recuerda una jugada espectacular y sí, mucho fuego de artificio
El trío de entrenadores, hasta el momento, no está acertando con los planteamientos y, en la mayoría de los casos, da la sensación de que no tienen un patrón de juego definido. No solo se trata de conseguir metas sino que quien paga exige que se haga desplegando una propuesta práctica y bonita. No en vano, los espectadores, al fin y al cabo, son quienes eligen a los técnicos. Es lo único que les queda al margen de la protesta desde la grada.
Falta por disputar toda la segunda parte y hay mucha tela que cortar, Sin embargo, o cambia la actitud del equipo que actualmente lidera la clasificación o al final del partido la bronca será mayúscula y puede que buena parte cambie el color de su bufanda.
No está todo decidido y aún se puede remontar, pero se ha perdido un tiempo muy importante y lo peor es que el líder del equipo está desaparecido ante los cantos de sirenas que lo sitúan en otras lides –se habla, incluso, de un conjunto con aspiración de ganar el campeonato regional, que, hasta la fecha, tiene un único vencedor, si bien, cada vez más cuestionado-. Sin ese líder, sus restantes compañeros no saben o no pueden asumir el timón. Él acapara todas las miradas y alrededor de su figura se confeccionó una amplia plantilla. No se trata de mirar al banquillo y cambiar un jugador por otro. Más bien sería necesario que el mediático y carismático líder –aclamado en su día por las masas- ofrezca su mejor versión y dedique a su equipo actual todo su esfuerzo, sin distracciones. El próximo 30 de mayo se podrá medir si cuenta aún con respaldo mayoritario cuando pise junto a sus compañeros el romero y la juncia de las calles del centro. De momento, estos días se ha hablado de la Feria y eso, cuando queda todavía un año, no gusta demasiado a la afición. El público esperaba y espera mucho de él y aunque está jugando con clara superioridad numérica en su estadio, ya se sabe que en la política –perdón, el fútbol- no hay rival pequeño. En cualquier momento te pueden meter un gol y ganar el partido o… las elecciones. 

miércoles, 15 de mayo de 2013

¿Quieren reeditar la alternancia de Cánovas y Sagasta?

Las dos últimas encuestas sobre intención de voto publicadas en El País y El Mundo muestran una estrepitosa caída del PP y un continuado descenso del PSOE. Más allá de las interesadas interpretaciones, como siempre que aparece un sondeo de opinión, casi todos coincidimos en las dos conclusiones más importantes que se pueden extraer de esos estudios: la acuciante pérdida de protagonismo del bipartidismo y el auge de IU y UPyD. Sin embargo, los líderes populares y socialistas han hecho caso omiso a este serio aviso y siguen mirando hacia otro lado. Los dirigentes de una y otra formación prefieren poner el acento en los deméritos del oponente en lugar de reflexionar seriamente a la luz de estos datos y hacer autocrítica. ¿Aún se preguntan por qué los políticos se convierten en uno de los temas que más preocupan a los ciudadanos?
Qué quieren que les diga! Lejos de circunloquios y eufemismos, me imagino con frecuencia una parodia surrealista con los responsables de los principales partidos como protagonistas. Una absurda conversación entre dos interlocutores que saben que no tienen el foco de las cámaras apuntando hacia ellos. Un diálogo propio de niños en un patio de colegios con el tan cacareado " y tú, más". Una escena que podría describirse de esta manera:
-Mariano, vaya varapalo te han dado en las encuestas. Tantos recortes tienen estas cosas...
-Bueno, no es para tanto...
-Qué no lo es? Si has perdido más de 12 puntos en menos de un año!
-Bueno, pero... umm...vosotros también bajáis, así que...
-Pero no es lo mismo...
-Aun así, seguimos por encima...
-Sí, umm... pero por poco tiempo porque la gente no te quiere
-Pues anda que a ti... ¡ni los tuyos te apoyan!
-Pero sacas menos nota que yo...
-Sí pero soy más alto...
(un rato más tarde)
-Oye, hablemos de cosas más importantes... Vas a ir al partido del viernes?
-Claro, a ver si ganamos
-Eso a pesar de "Mou". Ése sí que me preocupa...
Esté o no en riesgo el bipartidismo, ya hay voces que alertan de la conveniencia de dos grandes formaciones para mantener el equilibrio democrático. ¿Será que de verdad están viendo las orejas al lobo?
Mientras consideren que cuanto peor vaya el adversario, mejor para ellos aunque sea en detrimento del interés general; mientras no castiguen con firmeza a quienes se sirven y se lucran con la política; mientras incumplan de manera sistemática los programas electorales y mientras nos traten como meros espectadores, la sociedad se irá alejando cada vez más de sus dirigentes y sus instituciones públicas.
Sin embargo, si malo es que a los aficionados no les guste el equipo ni los jugadores y tampoco el estilo propuesto para conseguir la meta, peor aún es que piensen que no hay banquillo.

viernes, 10 de mayo de 2013

Una fecha desafortunada


Debo admitir que desconozco el motivo de la elección del 11 de mayo para la salida extraordinaria de nuestra patrona. No solo pongo el foco sobre el Arzobispado porque considero que desde los medios de comunicación tampoco se ha prestado tanto interés al acontecimiento como al magno viacrucis de febrero -aunque ambas citas respondan al año de la Fe que celebra la Iglesia en este 2013-. ¿Por qué esta fecha? Se enmarca esta procesión en plena vorágine rociera y a escasos días de la salida de las hermandades de la capital hacia la aldea almonteña. ¿Acaso no se conocía qué día se celebra Pentecostés? ¿Será porque mayo es el mes dedicado a María? Demos por bueno este razonamiento, pero ¿por qué un sábado? Ítem más, ¿no congregaría más devotos, cofrades y público en general un rosario vespertino? Tengo la sensación de que no existe el ambiente deseado que la ocasión merece. Esta semana, en los medios, se ha hablado de la composición del cortejo y poco más. Se le ha dado el mismo espacio que a la presentación de las portadas del Corpus. Incluso la recuperación de la salida de la custodia del Salvador sobre el magnífico paso de plata de Pasión –el próximo 3 de junio- ha tenido más eco. En este sentido, me atrevería a decir que muchos sevillanos estan desorientados con esta procesión y que buena parte de la ciudad se sorprenderá mañana si a esa hora transita por el entorno de la Catedral por la presencia del característico palio de tumbilla. En definitiva, un acto que ya quedó ensombrecido cuando se anunció en rueda de prensa junto al resto de actividades que conmemoran el año de la Fe y que no ha suscitado más interés conforme se acercaba la fecha. Desde luego, si en los pueblos del Aljarafe, donde existe bastante devoción por la Virgen de los Reyes, no llegado por un motivo u otro esta convocatoria, el ambiente puede ser más frío que de costumbre. Quizá haya faltado una mayor intervención por parte del Consejo de Hermandades para “avivar” –digámoslo así- todo lo concerniente a la procesión. Por lo menos, no se espera lluvia; de lo contrario más de uno querría desaparecer.

lunes, 29 de abril de 2013

Periodismo de militancia


Podría haber utilizado en esta entrada otro título:“De qué lado queremos estar los periodistas”, con permiso de Olga Rodríguez, que nos propone en eldiario.es un interesante tema de debate. En su artículo se pregunta qué pasaría si la mitad de los periodistas que cubren información política no acudiera a una rueda de prensa sin preguntas; qué beneficios tendría que los compañeros reivindicaran su maltrecho derecho a repreguntar si su interlocutor no contestara a su primera cuestión y qué consecuencias tendría que los periodistas mencionaran en esas convocatorias aquellos asuntos que sus jefes les han señalado como temas por los que no preguntar. En definitiva, como la autora subraya, debemos decidir qué función queremos tener en el actual contexto. 
De un tiempo a esta parte, se habla de manera frecuente de “periodismo de bufanda” a la hora de calificar el comportamiento de aquellos profesionales de la comunicación que, por suerte o por desgracia, realizan su labor en el ámbito del deporte y se identifican con unos colores hasta límites inimaginables. Sin embargo, no pretendo ahondar ahora en esa cuestión sino trazar un paralelismo con lo que está sucediendo –en mi opinión- en el terreno de la política.
Desde que entramos en la Facultad de Comunicación va calando el axioma de que los medios son independientes pero poseen una marcada línea editorial. Pero en los últimos años y con la irrupción de las redes sociales, el periodista a título particular defiende no solo la opinión expresada por su medio sino que va más allá y se convierte en el mejor líder posible de la oposición o en el mejor portavoz de un gobierno, según el caso. Duras críticas siempre en la misma dirección y, si acaso, algún reproche –eso sí, con tibieza, no sea que moleste- en el sentido contrario. Aplausos y alabanzas hacia el gobierno de un determinado color y defensa sin límites cuando éste se ve entre la espada y la pared. En esos casos nunca está de más recurrir a situaciones similares en el pasado con otros protagonistas, a las cansinas comparaciones entre dos formaciones políticas o el “y tú más” que repetimos hasta la saciedad y que tanto hartazgo provoca.
Todo el mundo sabe que no es lógico ni habitual morder la mano de quien nos da de comer, pero también nos enseñaron en la Universidad que la autocensura es la peor fórmula de restricción de libertad de expresión.
Cuando leo algunos comentarios de periodistas en Twitter o Facebook, tengo la sensación de que provienen de un militante, de un político o de algún responsable de un partido. ¿Es comprensible que las críticas vayan siempre, siempre, siempre en una misma dirección? ¿Es necesario poner el foco constantemente en la misma persona porque nos provoque animadversión? ¿Es conveniente defender hasta cotas insospechadas la acción de un equipo de gobierno local, regional o central? Está claro que somos periodistas las 24 horas del día y que tenemos nuestro derecho –faltaría más- a expresar nuestras opiniones como cualquier ciudadano. Sin embargo, ¿no estaremos cayendo –yo, el primero- en una especie de trampa para formar parte del juego que ellos quieren? Hagamos un sencillo experimento y veamos cómo somos capaces de encuadrar a un compañero, sin conocerle, en el medio para el que trabaja leyendo sus comentarios durante un periodo de tiempo determinado. Además, creo que tenemos una facilidad extrema para criticar aquello que no nos atañe porque está fuera de nuestro ámbito territorial. Hagamos examen de conciencia.  
Por supuesto que debemos ser siempre críticos. Pero con unos y con otros y huir de cualquier intento de manipulación para convertirnos en instrumentos de los partidos políticos. No actuemos como cómplices de manera voluntaria o indeseada de los discursos hegemónicos sino de la verdad, por molesta que sea. Nos enseñaron que debemos publicar aquello que no quieren que se publique. Un poco de autocrítica no nos vendría mal. No se trata de tirar la piedra y esconder la mano. Seamos críticos y honestos, y yo, el primero.

jueves, 18 de abril de 2013

¿Por qué no hay traslado de la Feria?


El traslado de la Feria de abril de Los Remedios a la Vega de Triana se aplaza sine die. Otro proyecto que –mucho me temo- tampoco verá la luz. Nada nuevo bajo este sol que por fin ha decidido salir. La pelota estaba en el alero de este gobierno municipal, pero el equipo de gobierno, una vez más, ha decido utilizar la táctica del patadón y tente tieso para ganar tiempo. Argumentan desde la Plaza Nueva que el coste de ese traslado a los terrenos del Charco de la Pava ronda los diez millones de euros y que no están las arcas para tal dispendio. Sí parece una elevada suma para afrontar las necesarias obras de abastecimiento, suministro eléctrico y saneamiento. Sin embargo, no debería ser el principal escollo para no celebrar la Feria en esa ubicación porque ese proyecto podría ser hasta rentable para el erario público.
¿Es lógico que como consecuencia de la Feria estén hipotecados 270.000 metros cuadrados todo un año? Sobre todo cuando existen unos terrenos de naturaleza inundable idóneos para montar una ciudad efímera. Ítem más, se podría cubrir parte de la altísima demanda de casetas y satisfacer el deseo de instituciones públicas de acceder a tan codiciado premio, y a la postre, sería una Feria más abierta. Tampoco la distancia sería un problema pues la nueva localización no dista mucho del actual emplazamiento.
Por último, aunque no menos importante, al quedar liberada esa amplia bolsa de suelo urbanizable, la ciudad podría contar con equipamientos de toda índole: colegios, centros de salud, jardines, pisos de VPO y de renta libre, instalaciones deportivas,  bloques de oficinas… En fin, ése sería otro debate. Por cierto, con la venta de parte de ese suelo se podría sufragar el traslado y, si me apuran, se obtendría alguna “plusvalía” con la que asumir el coste de los citados equipamientos sociales. Así las cosas, ¿cuál es el problema para no acometer el traslado? No tendrá nada que ver el hecho de que es un proyecto heredado…

martes, 9 de abril de 2013

¿Qué aporta este Consejo de Hermandades?

Una semana después del Lunes de Pascua, con más sosiego, un caudal informativo mayor procedente de los medios de comunicación y tras haber sido testigo directo de episodios muy concretos de esta Semana Santa, continúo sin hallar respuesta a una pregunta que ronda en mi cabeza: ¿Para qué sirve el Consejo de Hermandades y Cofradías? No hablemos más del Viacrucis de la Fe y del incesante empeño de Torreblanca de presidir el acto con su paso de misterio pese a lo acordado en San Gregorio así como su posterior órdago o de la posibilidad, más que remota, de las Siete Palabras de acudir con su Calvario al Museo.
En esta Semana Santa hemos asistido perplejos a una deplorable escena entre Los Panaderos y La Lanzada. No solo estaba en juego dilucidar quién debía pasar primero por Orfila sino si el tiempo empleado por la corporación de San Andrés fue el más adecuado teniendo en cuenta que una hermandad esperaba y había cierto riesgo de lluvia. La historia la conocen de sobra. Los Panaderos –puede que precipitadamente- decidió regresar sin prisas y con pausas desde La Campana. Al final de Cuna esperaban impacientes e incrédulos los nazarenos de La Lanzada. ¿Nadie advirtió que a esa hora debían transitar por allí? ¿Era necesaria esa concatenación de marchas tras el misterio del Prendimiento con izquierdos y costeros incluidos? ¿Apremió el Consejo lo suficiente a la Junta de Los Panaderos?.. Tensión, nervios, pitada –inapropiada y fuera de lugar-, alarmante concentración de público en un reducido espacio... Por un instante se vivieron tiempos pretéritos con actitudes desafiantes aunque, por fortuna, la cuestión no terminó con ciriazos. Y menos mal que no llovió después!.. Como siempre, todos los actores implicados eludieron y eluden cualquier responsabilidad y miran hacia otro lado. Hermano, aparta de mí ese cáliz.
El Domingo de Ramos, mientras que un miembro destacado del Consejo, como es su  vicepresidente Manuel Nieto daba su conformidad a que Jesús Despojado retomara en parte su estación de penitencia y llegara a la Catedral desde la Anunciación, donde se había resguardado de la lluvia, el delegado del día desautorizaba ese recorrido no sin antes permitir el acompañamiento musical en su recorrido de vuelta. ¿No quedamos que era un traslado?
En la Madrugá –sin duda merece un capítulo aparte-, Los Gitanos fue la gran damnificada por el parón que dejaron las dos hermandades de capa en La Campana y por si fuera poco se vio sorprendida por la lluvia cuando estaba la cofradía comprimida entre El Duque y Orfila en filas de a tres y de a cuatro para dejar el camino expedito a La Macarena. Escena repetida año tras año y sin visos de solución. ¿No podría el Consejo adoptar alguna medida?
Todo se ha dejado para la penúltima semana de abril, después de la Feria. Será entonces cuando se pongan sobre la mesa –dicen-  los informes de hermanos mayores, con sus diputados de gobierno, del Cecop, de la AEMET, etc., con ayuda de los vídeos de las televisiones locales, que, como en el fútbol, pueden ser determinantes para conocer si hubo o no infracción de la norma. ¿Cómo finalizará la historia? Pues con el típico “aquí paz y después gloria”, el deseo de aunar voluntades para que no vuelva a suceder y loas y abrazos fraternales entre pedacitos, adobos y croquetas. Si las conclusiones no van a arrojar más luz y tampoco se dirimen responsabilidades, habría que valorar si es realmente necesario contar con los estatutos en ciernes que promueve el Consejo. Imagino que la idea que calará en ese foro cofrade será la de correr una tupida tela (de damasco, por supuesto) y echar la culpa, si acaso, a los periodistas. Siempre el mensajero.

lunes, 18 de marzo de 2013

Un pregón con aires renovados

Apenas han transcurrido 24 horas desde que Francis Segura abandonara el atril del Teatro de la Maestranza y me queda ese agradable poso de su pregón. Mantengo intacta esa grata impresión que me dejó en aquel instante su extraordinaria y valiente puesta en escena -quizás con sobreactuación en determinados momentos- y el soplo de aire fresco que ha aportado a un acto que había caído en franca decadencia.
Se le notaba muy seguro días atrás en las entrevistas concedidas e impaciente ese Domingo de Pasión -solo basta recordar cómo se levantó un segundo después de escuchar la última nota musical de Amarguras-.
Un texto notable del que podrán discutir, como siempre, su calidad literaria, pero que abordó temas de toda índole y calado y que, intercalados convenientemente, evitó el tedio al que muchos de sus antecesores en la palabra en los últimos tiempos nos tenían acostumbrados. Ni un sermón en toda regla, ni una obra excelsa, pero sin "pellizco" ni una alocución repleta de ripios y recurrentes rimas sin solución de continuidad. Se trataba de pregonar nuestra Semana Santa a propios y extraños y ese privilegiado honor -en mi modesta opinión- lo consiguió con creces.
Desde luego, el pregón no se hizo largo; seguro que muchos no tuvieron la tentación de mirar el reloj. Contribuyó, sin duda, el ritmo acelarado y constante que le imprimió al texto desde el inicio. Ya en su presentación, en el saludo a las autoridades civiles y religiosas, se presagiaba que algo distinto iba pasar.
Algunos pasajes motivaron risas entre los asistentes por la comicidad de la situación y por la forma de contarlo, como el episodio de Herodes, "que a pesar de su trono y su corona en realidad no manda nada y está ahí en el paso porque hace falta" (sic). Pero hubo de todo y para todos. Extraordinaria defensa de los jóvenes dentro de las hermandades y, por ende, de la Iglesia, poniendo el foco en el Cristo del Cachorro y en las pasadas JMJ de Madrid. Digno de admiración su alegato a las hermandades de vísperas, a las que citó una a una, como hizo con los distintos barrios de nuestra ciudad. Elogiables las bellas palabras dedicadas a Santa Marta y a la Virgen de las Angustias. Portentoso el credo con la reina de San Gil. Estremecedor el capítulo dedicado al Señor del Gran Poder, "el "Jesús de los pobres". Emotivo el pasaje que Francis Segura dedicó a un hermano suyo de la Divina Pastora y Santa Marina (ideó el hastag #ánimoGuille) que está enfermo.
La Iglesia, con su nuevo Papa al frente, también centró la atención del pregonero, que se encontró muy cómodo durante su alocución, y puso el acento en la necesidad de un clero renovado. "La Iglesia debe resucitar", sentenció.
Exultante, cerró su pregón con la Amargura, su otra hermandad de penitencia junto a Los Javieres y San José Obrero, que se estrena el próximo Sábado de Pasión (toda la suerte para ellos en esta nueva andadura). Su atrevido texto ha  marcado el camino y ha dejado claro -"el que quiera oír que oiga"- que las hermandades no pueden parapetarse en la tradición para permanecer en el inmovilisimo que nos ha acompañado durante siglos, y que es necesario, de vez en cuando, un soplo de aire fresco en nuestros estamentos. No se trata de cambiar por cambiar sino de adaptarnos a los nuevos tiempos. Effetá.

viernes, 15 de febrero de 2013

¿Por qué lo llaman eficiencia..?

Eficiencia y eficacia son términos similares, pero no significan lo mismo. Este último alude a la consecución de una determinada meta mientras que con el primero hacemos referencia al logro del objetivo planteado utilizando –aquí está el matiz- el mínimo de recursos económicos, humanos, materiales e incluso de tiempo. Esta aclaración viene al hilo de la siguiente noticia: El Ayuntamiento de Sevilla estudia reclamar entre cuatro y cinco millones al arquitecto del Metropol Parasol. Considera Urbanismo que Jürgen Mayer es “responsable del sobrecoste de las setas”. Dejando el populismo que pueda tener este anuncio, su utilización como cortina de humo y el grado de responsabilidad que tenga el arquitecto alemán –si la tiene- me causan sorpresa algunos editoriales en prensa que ponen el acento en la idoneidad del proyecto por el dinamismo económico que ha provocado en la zona –situación que pocos podremos negar-, antes que en la denuncia de ese sobrecoste. Sin embargo, opino que el mensaje que debería primar en la sociedad (medios incluidos) sería el contrario, es decir, su extraordinaria desviación económica (el presupuesto era de 51.2 millones de euros y al final el coste fue de 102 millones), por encima del resultado de la obra, que con más o menos detractores ahí está. Si me lo preguntan, les diré que hubiese preferido otra ubicación. Quizá en el muelle de Nueva YorK –adaptando el proyecto, lógicamente- junto al futuro acuario, la noria que se levantó en su día en El Prado de San Sebastián y con zonas de ocio y restaurantes tendría más adeptos. Algo similar, salvando las distancias, al complejo turístico de Londres junto al Támesis, con la London Eye como principal referencia. Pero... ¿Por qué entonces existe interés en justificar una iniciativa por encima de todo y apartar el tema económico del foco de la noticia? Si esta forma de actuación de nuestros dirigentes políticos –con más o menos simpatías entre el electorado- va calando entre los ciudadanos y se ve como algo normal, mal vamos. Si lo realmente importante y por encima de todo es la revitalización de un espacio o el desarrollo económico para un sector, al final avalaremos esos dispendios. Si se banaliza el gasto en un proyecto como las “setas” de La Encarnación (50 millones de sobrecoste) no deberíamos criticar, pongamos por caso, la partida destinada al alumbrado navideño, que, por cierto, fue excesiva. En el día a día de la gestión municipal nos encontramos con críticas que tienen poco que ver con la estética o la funcionalidad de una iniciativa y mucho con el color político de quien gobierna. Nos perdemos en debates más o menos estériles y olvidamos que al final hay que pagar una factura y que puede salirnos muy cara.

martes, 29 de enero de 2013

¿Un pacto sobre el Patrimonio Histórico?

¿Por qué Sevilla no es una ciudad Patrimonio de la Humanidad? ¿Qué le falta para solicitar su admisión en el selecto grupo de capitales y municipios españoles que ostentan tal distinción? ¿Se ha presentado formalmente esa candidatura? Y más importante aún: ¿Existe un interés real en presentarla? Sin restar un ápice de mérito a las ciudades que tienen ese reconocimiento de la UNESCO, entre ellas, Cáceres, Córdoba, Santiago de Compostela o Toledo –todas de una belleza extraordinaria-  llama bastante la atención que Sevilla, en su conjunto, no obtenga ese galardón, que sí tienen la Giralda y la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias.
La plaza de España; la Torre del Oro; el barrio de Santa Cruz –con sus plazas y callejuelas-; el antiguo hospital de las Cinco Llagas y el Palacio de San Telmo (sedes del Parlamento y del Gobierno andaluz); la Real Fábrica de Tabacos, del siglo XVIII…  Y no hablemos de iglesias -El Divino Salvador y Santa Catalina, esta última, Monumento Nacional- o de casas palacios. Entonces, ¿dónde está la explicación? ¿Qué dice la letra pequeña de ese rimbombante título?
Bajo ciertas condiciones, los sitios declarados Patrimonio de la Humanidad pueden obtener financiación. Por otra parte, está el tema del turismo. Una marca más a la hora de potenciar las bondades de la ciudad y en aras de la búsqueda de un mayor número de turistas extranjeros y españoles. No en vano, las ciudades de nuestro país con ese distintivo se han unido para crear sinergías y compartir experiencias en ese ámbito (www.ciudadespatrimonio.org). Por eso –insisto- llama la atención. Pero más allá de los motivos citados, existe uno que bien podría justificar el esfuerzo por obtener ese reconocimiento de la UNESCO. Un interés, si quieren, velado pero importante al fin y al cabo: evitar el constante y progresivo abandono del casco histórico y el vergonzante aspecto que presentan muchos edificios, casi siempre por acción u omisión de las administraciones públicas, que lo convierten en un pim pam pum de la política y si no, ahí están los casos de las Atarazanas, la Fábrica de Artillería o la mole de La Gavidia, que cada día da más pena y causa más sonrojo. Por si fuera poco, se trata de un edificio ruinoso que, aun cerrado, nos cuesta dinero cada día.  Bien harían la Junta y el Ayuntamiento en ponerse de una vez por todas de acuerdo y darle el uso más adecuado.    
El alcalde de Sevilla anunció a finales del pasado año su intención de extender a otras zonas la actual declaración monumental. En noviembre se conmemoraba el 25 aniversario de esa distinción, ¿pasarán otros 25 años hasta que veamos cumplido el objetivo?


lunes, 21 de enero de 2013

¿Sevilla, ciudad medioambiental?


En los aledaños de San Lázaro, cerca de ese espacio verde –que no sabría definir con exactitud- junto al tanatorio de la SE-30 y el asentamiento del Vacie existía una pequeña valla institucional. Estaba situada a la vista de los conductores de la ronda urbana norte y tenía el siguiente lema: Sevilla, ciudad medioambiental. Recuerdo incluso el sencillo logo que acompañaba esa leyenda y que, en un alarde de imaginación, representaba el azahar. Esa vieja valla, que siempre me ha llamado la atención por su perdurabilidad, sigue en pie, pero sería conveniente reconvertirla –no está el patio como para ir tirando cosas- porque, en mi opinión, no merecemos ese calificativo.
Seamos honestos. Un jardín reabierto hace tres años, con una inversión de 2,5 millones de euros, con cerca de 600 especies procedentes de una veintena de países y que presente un importante estado de abandono es para preocuparnos y para reflexionar. Las fotos publicadas en El Correo de Andalucía hablan por sí solas. Quien allí acuda podrá comprobar que existen carteles explicativos borrados, basura, ramas caídas y mal olor en los estanques. Me refiero, claro está, al Jardín Americano ubicado en la isla de La Cartuja. Y lo peor de todo, que llueve sobre mojado porque tras la Expo 92, este amplio recinto, que se extiende desde el Auditorio hasta el Pabellón de la Navegación, cayó en desgracia hasta el punto de que perdió 400 especies.
En el otro extremo estaría el denominado parque de Blancanieves, a la espalda de la Plaza de España, abandonado en la década de los 90 y recuperado por la escuela de jardinería de Forja XXI. Este jardín didáctico, de colecciones y de educación ambiental alberga 450 especies procedentes de todos los continentes e incluso algunas de ellas, autóctonas y en peligro de extinción. Si no lo han visitado, permítanme la recomendación. No faltan las pérgolas, estanques y albercas de acuáticas, pero, sin duda, son otros elementos singulares los que llamarán su atención, como un pequeño laberinto de cipreses que encierra un poste con casitas para aves o una estructura de palés habilitados para acoger fauna silvestre, así como los murales y juegos de mesa realizados en cerámica que se conservan del antiguo jardín Blancanieves.
Hace poco se inauguró el parque Vega de Triana. Un “pulmón verde” –conocido también como Charco de la Pava- que ha costado 18 millones de euros. ¿Correrá la misma suerte que el jardín americano?

miércoles, 9 de enero de 2013

El cajón del olvido

Acostumbrados como estamos, por desgracia, a ver pasar ante nosotros proyectos ilusionantes para la ciudad que luego duermen el sueño de los justos –que diría el clásico-, podríamos hacer cábalas en este 2013 acerca del próximo que engrosará esa nefasta lista de iniciativas non nata. ¿Cuál acabará antes dentro de ese viejo y maldito cajón del olvido? ¿Cuándo decidirán comunicar su defunción? Si antes no le han dado carpetazo al asunto, no les quepa duda, es porque interesa seguir vendiendo humo. Pero deberían advertir –los políticos- que existe aún un largo camino para las próximas elecciones por infortunio o por desgracia y que marear más la perdiz se antoja una quimera. ¿Pesimista? Puede, pero a tenor de las últimas experiencias, coincidirán en que sentirse escéptico no resulta extraño.
Casi enterrada la red de metro –más bien tenemos un cercanías entre Mairena y Dos Hermanas con paradas en la capital-, descartada la idea de un nuevo pabellón de deportes junto al estadio de la Cartuja y abandonada a su suerte las atarazanas con la huída hacia delante de La Caixa, quedan varios proyectos en el aire: el futuro uso del suelo que ocupa Altadis (Los Remedios) y del edificio de la antigua comisaría de La Gavidia; el dragado del río; la nueva pasarela entre La Cartuja y Torneo o el nuevo centro de IKEA, por citar tan solo algunos ejemplos. Tiempo habrá de desglosar, analizar y valorar. De momento, y ya es algo, existen estudios, informes y propuestas sobre la mesa para hacer realidad esas ideas, que en la mayoría de los casos son, además, promesas políticas anunciadas a bombo y platillo en su día y contempladas en los programas con los que concurren a los comicios.
En otro cajón estarían aquellos proyectos recurrentes cuando toca hablar de confrontación entre administraciones de distinto color o cuando no hay nada mejor que ofrecer. En este espacio podríamos situar la ampliación del museo de Bellas Artes, el cierre del auditorio Rocío Jurado, el paso subterráneo bajo el Puente del V Centenario…
Prefiero no ahondar en la playa artificial porque tengo la impresión de que era papel mojado desde el principio y como tal ni siquiera se guardó en el cajón.