domingo, 4 de septiembre de 2016

¿Por qué ponen siempre el foco en los medios?

En estos últimos días, podemos escuchar y leer innumerables comentarios acerca de la ¿coincidencia? de las portadas de El Mundo y El PAÍS sobre la negativa del secretario general del PSOE para investir presidente del Gobierno al candidato del Partido Popular con la abstención de su grupo. Sin embargo, no pretendo entrar en la falta de pluralismo informativo que algunos destacan, con razón, tras la publicación de esas primeras, cuestión que daría para un interesante debate, sino en la capacidad de influencia que muchos ciudadanos atribuyen aún a los medios de comunicación.

Miguel Mora refleja en un artículo publicado en CTXT y cuya lectura recomiendo http://ctxt.es/es/20160831/Firmas/8059/Periodismo-corruptos-titulares-identicos.htm que "como les pasa al PP, al PSOE y a otros compañeros de viaje, muy poca gente menor de 40 años lee y apoya ya a esos medios y periodistas, resabiados y viejunos, que intentan frenar con tiritas y embustes la hemorragia de votantes y lectores", de lo que podríamos deducir que la capacidad para influir en esas capas de la sociedad es más bien limitada.

Baso también mi afirmación en la cantidad de medios que, por fortuna, tenemos en nuestro país de naturaleza pública y privada; de ámbito estatal y regional, a diferencia de hace unos años en los que la única manera de estar informados en televisión, prácticamente, era ver el informativo de la Primera de TVE.

Ítem más, la proliferación de redes sociales -no solo las más conocidas Twitter o Facebook- han propiciado a la vez la aparición de numerosos influencers, auténticos líderes de opinión con cotas insospechadas de seguidores, que constantemente lanzan proclamas en la misma dirección y crean auténticos dogmas en un determinado ámbito.

¿Sería deseable que existiera una mayor pluralidad informativa? Evidentemente. Resulta obvio. Para ello, por cierto, son muy positivos programas como La Prensa en las Escuelas que pone en marcha la Asociación de la Prensa de Sevilla http://laprensaenlasescuelas.es/que-es/ con el objetivo de difundir este concepto en los institutos de Secundaria.  También sería bueno que no supiéramos siempre cuál es la opinión de un periodista invitado en una tertulia o en una mesa de redacción antes de escuchar sus argumentos.

Imagino que quienes tanto se quejan de la manipulación de determinados medios en una dirección también lo harán con quienes no siguen esa senda y muestran sin tapujos su cercanía con otra corriente política. Porque, no me negarán que si criticamos a determinados grupos editoriales por tratar de influir en nuestro voto -con razón, insisto una vez más para disipar cualquier duda-, del mismo modo deberíamos mirar a quienes pretenden catapultar a otros partidos a toda costa y, con seguridad, a cambios de prebendas.

Me cuesta mucho admitir que lo que digan determinados medios puede cambiar la opinión de millones y millones de electores. Tampoco creo que si todo un estadio silva a su equipo sea como consecuencia de una campaña orquestada contra la entidad sino más bien por la aptitud o  actitud de los jugadores, por la planificación de los fichajes o por la gestión del Consejo de Administración.

Los tiempos de la propaganda de Goebbels ya pasaron por fortuna y hoy contamos con muchas vías a nuestro alcance para que podamos tener nuestra opinión. Por supuesto que siempre ha habido y habrá personas que se lancen con los ojos cerrados a comprar un producto porque lo han visto anunciado en televisión o a leer un libro porque se trata de un best seller, pero de ahí a pensar que todos seremos adoctrinados... No se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.

No pasa el periodismo por un buen momento (cierre de medios, precariedad laboral, falta de respeto a sus profesionales...) para que encima seamos protagonistas de la victoria o derrota de un partido en las urnas o de la trayectoria de un equipo en una competición. No trato de exculpar determinados comportamientos en la profesión porque mala praxis hay en todas partes, pero sí veo que para muchos dirigentes se ha convertido en el escudo perfecto para desviar las críticas hacia ellos. Siempre se ha dicho que la prensa es el 'cuarto poder'. ¿Será que la profesión ha subido uno o varios peldaños y no me he enterado?



jueves, 11 de agosto de 2016

¿Por qué no hay mentalidad ganadora?

Discrepo abiertamente de quienes piensan que no se debe caer en el dramatismo tras la imagen ofrecida ayer por el Real Betis en el Trofeo Colombino. Respeto las opiniones, como es lógico, pero no las comparto. La crítica enérgica en el fondo, no en las formas, es necesaria en aficionados, socios y medios de comunicación. Sé que voy a contracorriente y que no soy políticamente correcto. Pero, ¿qué quieren que les diga? Aquí se trata de expresar lo que uno piensa, sin tibieza; para qué andar con medias tintas.
Partamos del contexto, que sería lo más oportuno. Clara derrota (2-0 en 45') infligida por el Córdoba -equipo que militará en Segunda esta próxima temporada- y empate sin goles ante un voluntarioso anfitrión, con ganas de agradar a su sufrida afición, mucho más preocupada por el incierto futuro del Decano, que une a su mala situación deportiva -hundido en el 'pozo' de la Segunda B- su desastrosa gestión en los despachos del club.
Sí, estamos en la pretemporada y los puntos aún no están en juego. Hasta ahí, de acuerdo. Pero esta historia no es nueva. Ese es el problema. Se da por asumido que es el sino del Betis: una de cal y cientos de arena. El pasado año la escena se repitió con demasiada frecuencia. Una derrota dolorosa acompañada, habitualmente, por una imagen horrible sobre el campo; unos jugadores que piden perdón, mirar hacia adelante y se muestran convencidos de que no volverá a pasar. La afición olvida pronto el episodio y... vuelve a suceder, por enésima vez.
Sí, estamos en la pretemporada, pero falta mentalidad ganadora en todos los estamentos del club. Con este paño, el mejor fichaje sería el de un profesional que inoculara ese espíritu competitivo a todos y cada uno de los profesionales de la entidad y, si fuera posible, a la fiel tropa verdiblanca. Recordemos que en este deporte, tan importante es la aptitud como la actitud. De lo primero, han empezado las dudas sobre la calidad de una plantilla a la que le faltan aún piezas claves en su once titular. De lo segundo, por desgracia, a la mayoría no le sorprende tanto la desidia ofrecida en muchos encuentros.
Sí, estamos en la pretemporada, pero el Betis no debe hacer el "ridículo" allá donde vaya -calificativo que ha utilizado mi compañero Manolo Aguilar, en la cadena SER, y que, al menos esta vez, comparto-, sea un encuentro oficial o amistoso, y la afición -insisto- debería ser más exigente con el equipo, sin entrar en comparaciones, que siempre son odiosas.
Sí, estamos en la pretemporada, argumento que he oído y leído a más de uno en un intento de justificar la imagen ofrecida en el Nuevo Colombino. ¿Acaso no importa que se desplazaran a Huelva miles de aficionados para arropar a su equipo? ¿No hubiera ayudado a la campaña de socios que ayer vencieran y, sobretodo, convencieran a los suyos? Con lo poco que cuesta tener a la afición de lado y las innumerables muestras de ingratitud que reciben sus seguidores.
Luego llega la Liga y, por la situación en la tabla -en Segunda o merodeando los puestos bajos en Primera- a menudo se 'tira' la Copa. Si logran la clasificación para la Europa League, "hay que centrarse en la Liga, que es la que nos da de comer". Así está el patio... Entre la resignación, el conformismo, la poca o nula exigencia, la permanente falta de ambición...
A quienes llaman a las cosas por su nombre se les acusa de desestabilizar al club. Se habla del ''entorno", algo que ya cansa, y desde dentro se busca con rapidez una cortina de humo. En cualquier situación de crisis, no afrontarla y dejar pasar el tiempo no suele acabar con ella sino que alarga el problema.
¿Dramatismo? Quizá. Pero duele escuchar de una niña de seis años, con lágrimas en los ojos, que lo peor de todo ya no es perder sino quedar tercero, con los rivales mencionados, y ver cómo se lleva una tremenda desilusión, No es un buen trago y quien más y quien menos, con esas edades, hemos pasado alguna vez por esto. Al menos, siempre le quedará su "Betis femenino".
Aficionados béticos en el Calderón. EFE